jueves, 17 de octubre de 2013

Pensar que en unas pocas entradas atrás escribía lo feliz que me hacía verte mejorar, pasar tiempo con vos y tener conversaciones coherentes. Pensar que hace sólo una semana te seguía teniendo en casa, te retaba porque no querías comer, trataba de hacerte entender que tenías que hacerlo para recuperarte más y más rápido. Me enojaba. Pero no con vos, sino que conmigo. Me sentía más inútil que nunca. - Y pensar que hoy ya no te tengo más acá, ya no puedo hablar con vos, no puedo escuchar tus historias, no puedo retarte si no me haces caso, no nada. No estás acá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario