domingo, 18 de noviembre de 2012

Ya no quiero que me oculten más cosas. No quiero que le sigan ocultando cosas a él. Sé que se pone mal, sé que sufre, y su nerviosismo le juega en contra. No quiero verla sufrir más a ella, que se pone mal por la injusticia y por las respuestas incompletas. No quiero sufrir más yo, que últimamente vivo en la ignorancia y no soy capaz de entender bien qué pasa, pero tanta mala energía me afecta. Quiero que todo esto pase de una vez porque ya no lo soporto.

Hace muchos años eras mi abuela preferida. Siempre que venías a casa jugábamos con todas las muñecas, veíamos la tele y disfrutábamos de los fines de semana juntas. Nos encerrábamos en mi pieza y así pasábamos las tardes, solas nosotras dos. Eras mi amiga, mi compañera de juego. La relación con mi mamá nunca fue la mejor, y con el tiempo nos fuimos distanciando. Te fuiste volviendo vieja y te enojabas más rápido, ya no jugábamos porque te aburría y ya no compartíamos tiempo juntas como antes. Pero era de esperar que con los años la relación cambiara, aunque tal vez cambió más de lo que me habría gustado.
Últimamente no te soportaba. Siempre de mal humor y haciendo comentarios malos acerca de mi persona: "Estás más gorda" "Ayuda más en la casa, no te quedes sentada como si nada" "¿Qué clase de hija sos?" etc. Ya no pasábamos casi nada de tiempo juntas, y cuando lo hacíamos, ya no lo disfrutaba como antes. Después me di cuenta de que lo que estaba haciendo estaba mal, horrible, y empecé a ser más tolerante. Te iba a visitar y ahora sí apreciaba ese tiempo juntas, porque era muy corto y dos veces por mes como mucho. Dejaste de trabajar y ahí me di cuenta que ya no estabas bien, tanto tiempo pasaste ocultando tu estado de salud pero ya no podías hacerlo más, y eso me empezó a preocupar. Pero claro, vos siempre tan terca, no nos querías hacer caso.
Me fui de viaje y me distancié de todo. Y en ese tiempo vos también te fuiste, hiciste ese viaje que hace tiempo querías. Y al volver no teníamos noticias de vos. Llegaron rumores, y eso preocupó de más a mi papá. Cuatro días sin saber nada, llamando tantas veces como podía, tratando de averiguar lo más posible. Y una vez que logra comunicarse, con un simple "estoy bien" se conformó. Pero todavía quedan tantas cosas por averiguar. ¿Por qué no volves? Te extraño, muchísimo. Necesito verte, o por lo menos hablar con vos por teléfono. Que me digas las estupideces que hacen tus perros como siempre hacías, que repitas las cosas una y mil veces, que me retes si es necesario, que me digas que estoy más gorda, que te quejes por dormirme tarde, por usar hasta tarde la computadora y no dejarte dormir en paz, por no hacer nada en casa, lo que sea. Extraño tu mal humor, y las charlas que tenías con los invitados a los cumpleaños, cuando nadie podía pararte y eran interminables. Tu risa contagiosa y a veces hasta exagerada. Necesito que vuelvas y poder irte a visitar. Convencerte de que te hagas ver y te cuides más, ayudarte a ordenar tu casa para que te sea todo más sencillo, que te mejores y así no tener que preocuparme más. Te necesito, abu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario